La provincia de Córdoba tiene muchas cartas de invitación para que cada cual encuentre su mejor fórmula para pasar las vacaciones, en cualquiera de sus corredores. Quienes vayan en busca de descanso y recreación saben que lo tienen asegurado en cualquiera de las localidades de sus valles.
Dormir en un “hotel mil estrellas” es una de las opciones. Se trata de pasar una noche en el Cerro Champaquí, llamado el techo de Córdoba, con una altura de 2790 metros. Para llegar se parte desde Yacanto de Calamuchita, en un traslado en vehículo hasta cerro Linderos (en el filo de las Sierras Grandes). Allí se preparan las mochilas y se inicia una caminata de 40 minutos de dificultad baja, hasta la cumbre del Champaquí, donde se pasa la noche bajo las estrellas. El amanecer es otro momento esperado que se vive a pleno desde lo alto del cerro.
En Capilla del Monte, un refugio con alojamiento del Cerro Uritorco, situado en la cara este, invita a contemplar, en condiciones de completa oscuridad, su cielo estrellado, que obtuvo, según la provincia, el primer certificado en el país para el astroturismo otorgado por la Fundación Internacional Starlight, dependiente de Astrofísica de Canarias.
Las típicas sierras de Córdoba, con valles, ríos y lagos invitan a estar en contacto con la naturaleza y emprender largas caminatas para tener acceso a magníficos paisajes exclusivamente a pie.
Junto con el trekking, tientan excursiones relacionadas al avistamiento de flora y fauna. Una excursión única en su tipo es la del Parque Nacional Quebrada del Condorito. El cóndor anida en este lugar donde puede aprovechar las corrientes térmicas que se generan entre los paredones rocosos para desplegar sus grandes alas. Los mejores lugares para observarlos son el Balcón norte y el Balcón sur.
Los amantes de los vinos también pueden tener una cita en Córdoba. Cada región tiene su sabor por la diversidad de suelos. Hay viñedos en el norte de la provincia, en las Sierras Chicas, Traslasierra, Calamuchita y Punilla. Entre las cepas se destacan el Malbec, el Cabernet Sauvignon, el Pinot Noir y el Isabella.
Las alternativas parecen no tener fin, si la idea es programar un circuito saltando de región en región.