Un empredimiento con impacto, que tenga como meta solucionar una problemática que no este resuelta en América latina. Con esa premisa comenzaron a trabajar Santiago Guglielmetti, quien estaba en Marsella perfeccionándose en logística y comercio internacional, y Santiago López Silveyra, quien estaba terminando una maestría en Finanzas en la Di Tella.
Los comienzos
Así, a finales de 2018, comenzaron a interiorizarse sobre el gran vacío que hay en el área de la alimentación, específicamente con la pérdida y desperdicio de los alimentos. Al mismo tiempo se aprobaba la Ley Donal que busca incentivar las donaciones de alimentos aptos para consumo humano que perdieron su valor comercial ya sea porque, se encuentran próximos a su fecha de vencimiento, tienen problemas de etiquetado o packaging, no tuvieron éxito comercial, son productos estacionales, pero mantienen su valor nutricional.
Según datos de la Secretaría de Agroindustria, en la Argentina se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos por año y 1,5 millón en etapas de comercialización y consumo.
La incorporación
Con esta información los dos amigos y un tercer socio, el programados Federico Broggi, comenzaron a estudiar que soluciones que existían en el mundo. Too good to go, en Europa, o Plato Lleno en varios países de América latina, incluso la Argentina eran alguna de las propuestas. Y en abril de 2019 nació Winim, una aplicación que, con la tecnología como principal aliada, compite en la industria gastronómica haciendo una contribución medible al medio ambiente para controlar el desperdicio de la comida.
La herramienta ofrece a los comercios un canal para que puedan vender el excedente de comida, lo que les sobra, lo que saben que no van a vender a un menor precio, entre un 30 y un 50% menos. «Así se benefician ellos que, al final de cada turno, pueden obtener ingresos de comida que no pudieron comercializar. Ya también el consumidor con una oferta más económica de excelente calidad», señala el emprendedor. y, un objetivo no menor, ayudan a reducir el desperdicio de alimento en la Argentina.
Inversion Inicial
Arrancaron con u$s 16.000 que sumaban sus ahorros. Sin embargo, algunos meses después de la presentación oficial de la propuesta recibieron 1,5 millón de un inversor para hacer crecer el negocio. «Ahora vamos a comenzar a hacer marketing en redes, por ejemplo», cuenta Guglielmetti.
Hoy Winim ya tiene más de 350 comercios adheridos en la Ciudad de Buenos Aires y ciertas zonas del GBA y cuentan con un plan de expansión para 2020 con un objetivo concreto: llegar a los 1000 locales.
De hecho a la propuesta original le agregaron delivery, por el momento tercerizado en otra empresa.
Actualidad
Con ocho personas trabajando full-time, seis de las cuales son las encargadas de mirar los pedidos real time en un dashboard, el siguiente paso de los emprendedores es ampliar su área comercial y salir a buscar más restaurantes o empresas gastronómicas.
Sin embargo, ya comienzas a analizar su expansión regional. «Antes que al interior miramos a otros países. San Pablo, Montevideo serían una de las posibilidades», señala su fundador. A la hora de ver si lo harían con un socio, Guglielmetti asegura que les gusta tener el control. Lo cierto es que ya recibieron muchas propuestas de inversores en Quito, Asunción, Miami, Bogotá, Madrid, Nueva York, Varsovia, solo para contar algunas. «Todavía no es el momento», cree Guglielmetti que quiere que su proyecto sea integral: atacar la pérdida de alimentos en toda la cadena, transporte y/o producción.
A pesar de su pocos meses en el mercado, los fundadores de Winim fueron invitados a una Conferencia en el Vaticano sobre desperdicio de Alimentos organizada por la Rockefeller Foundation y la Academia Pontificia de Ciencias. El evento contó con la presencia de representantes de todas las religiones, académicos, además de grandes empresas como Rabobank, Nestlé.