La secretaria general del Sindicato de Empleados Municipales de Río Cuarto, Jorgelina Fernández, expresó su preocupación tras la agresión sufrida por una agente de tránsito que fue atropellada durante un control en la vía pública. El hecho reavivó el debate sobre la violencia social, el respeto a las normas y las condiciones en las que trabajan los empleados municipales.
Fernández señaló que se trata de “otro reflejo de una sociedad irritable y desobediente”, y remarcó que los trabajadores de tránsito cumplen una tarea de protección ciudadana, muchas veces en contextos hostiles y con salarios bajos. La agente permanece internada, fuera de peligro, con una costilla fracturada, mientras el municipio y el sindicato evalúan constituirse como querellantes en la causa.
Consultada sobre los reclamos por mayores controles, especialmente ante el uso de pirotecnia, la dirigente sindical advirtió que la capacidad operativa del municipio es limitada. “No hay personal suficiente para cubrir controles masivos y permanentes, y además se expone a los trabajadores a situaciones de violencia”, explicó, aunque subrayó que el problema excede al Estado y requiere mayor responsabilidad ciudadana.
Fernández concluyó que los hechos recientes evidencian un trasfondo social más profundo y llamó a reforzar el diálogo institucional y las políticas de convivencia. “Las normas existen, pero sin conciencia social y sin recursos adecuados, el control se vuelve cada vez más difícil”, afirmó.
