Seguimos recorriendo el norte argentino para llegar a un lugar tan icónico como es el Tren a las Nubes, por la belleza y la ingeniería que hay detrás de esta obra. Su punto de partida se encuentra en San Antonio de los Cobres, Salta.
Sin Libreto concretó la experiencia de la mano de su corresponsal, Matías Boheler y dialogó con Martín, jefe de área, mientras el tren recorría el Viaducto La Polvorilla, a 21 kilómetros de la localidad salteña.
En el corazón alto andino de la puna se encuentra esta construcción.
El tendido ferroviario del ramal 614, se nutre de puentes, cobertizos, túneles y rulos, razón por la cual se vuelve una construcción de envergadura.
En el 2021 se cumplen 100 años del inicio de la obra. La inauguración ocurrió 28 años después y pretendió ser el trasandino del norte y establecer un vinculo biooceánico entre la cuenca del Pacífico y el norte argentino.
Se inauguró el 20 de febrero de 1948.
¿Cuál es la diferencia de este tren con los del resto del país?
Martín explicó que es uno de los trenes más altos del mundo, el cual en una frecuencia regular alcanza una altura de 4475 metros, con vías de trocha angosta, las cuales permiten en un sistema de curva y contra curva que este tren parta de la ciudad de Salta desde los 1200 metros de altura.
Es un tren que circula a baja velocidad por su topografía, valles, cañadones y quebradas. Va “festoneando” las laderas hasta llegar a estas importantes alturas.
Es un tren sin proyección de cremallera.
“La construcción realizada en 1921 se hizo a pico, pala y dinamita con la participación de muchos inmigrantes”, señaló.
¿Por qué es tan importante seguir manteniendo este tren y el recorrido?
Martín explicó la importancia de la obra del Tren a las Nubes desde dos aspectos.
En primera instancia como un factor turístico, como un elemento comunicador a nivel regional que convoca a miles de turistas a Salta como así también al norte del país. Además permite mostrar aspectos socio culturales del norte argentino, con la presencia de comunidades o grupos humanos que descienden de las antiguas culturas pre hispánicas y que se han incorporado a la cultura occidental a su forma, manteniendo sus tradiciones y cultura propia.
En segundo lugar por la importancia económica de este recorrido y por el cual tiene que haber una voluntad de preservarlo por que son las vías de salida de una ruta comercial biooceánica que nos conecta con todos los países de la cuenca del pacifico.
El tendido férreo culmina en el puerto de Antofagasta de Chile.
“Hay que bregar por un mantenimiento constante donde las condiciones del clima son determinante en la longevidad de este ramal”, concluyó Martín.
