Crearon las «Paty» y el centro de esquí de Las Leñas: los Lowenstein, un apellido local sinónimo de producción cárnica

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El empresario Ernesto “Tito” Lowenstein, referente de la industria cárnica y parte de una familia con siete generaciones dedicadas al sector, dialogó con La Mañana Sin Libreto, que emite radio Rivadavia Río Cuarto 94.7 FM y Golden FM, sobre el trabajo que desarrolla Frigorífico Land L S.A. y el vínculo que mantiene con la ciudad desde hace décadas.

Junto a su hijo Alan, continúa una trayectoria que combina producción, exportación y compromiso social. Lowenstein recordó que la planta ubicada entre la Universidad Nacional de Río Cuarto y barrio Sol de Mayo tiene historia propia en la región.

“Era de Raúl Aymar, un gran señor. Cuando su hijo falleció, la familia nos alquiló el predio y hoy seguimos trabajando allí”, repasó. El frigorífico, dedicado a carne equina, opera como una industria de exportación desde mediados del siglo pasado.

“El caballo es tan noble que aún después de muerto sigue sirviendo a la humanidad. Exportamos a Europa, Japón y otros destinos de Asia”, explicó. La faena y producción se realizan con estándares similares a los de un frigorífico bovino, aunque toda la mercadería se destina al comercio internacional, sin consumo interno.

El empresario destacó también el espíritu de trabajo que heredó de su familia. “Creemos en el trabajo y creemos en la gente que trabaja con nosotros”, afirmó. Ese mismo vínculo social fue el que lo llevó a acompañar la iniciativa educativa impulsada por Oscar «Cacho» Prizzón en Río Cuarto. “Si no estuviera ‘Cacho’, no existiría la escuelita (‘Mariano Prizzón’). Es una forma de devolverle a la sociedad lo que nos da. En la familia somos convencidos de que hay que vivir y dejar vivir”, expresó.

Durante la charla, Lowenstein repasó otros hitos de su vida empresarial, como su participación en la creación de la marca de hamburguesas Patty, en 1960, o su rol en el desarrollo del centro de esquí Las Leñas, donde se realizaron dos ediciones de la Copa del Mundo en los años 80.

“Tuve cuatro oportunidades de irme de Argentina y siempre preferí quedarme. Es un país hermoso, con gente buena. Yo apuesto por Argentina y seguiré apostando”, subrayó.

Antes de despedirse, evocó a su padre, Luis Lowenstein, a quien definió como su mayor referente. “Él era quinta generación en la carne; yo soy la sexta y mi hijo Alan ya es la séptima”, destacó con orgullo. Y dejó un mensaje para la región: “A toda la gente de Río Cuarto y alrededores, lo mejor. Creámos en Argentina: vale la pena seguir en lo que estamos”.

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