Ayer culminó la Semana de los Bodegones, una iniciativa que busca recuperar aquellos restaurantes históricos que con los años se han vuelto verdaderos clásicos de la gastronomía nacional. La propuesta, presentó alternativas gastronómicas en la Ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
El evento comenzó el sábado 7 de mayo y se extendió hasta el 15 de mayo. En total, alrededor de 60 restaurantes se sumaron a la iniciativa, que ya tuvo dos ediciones. La edición actual fue organizada por Bodegas Bianchi, y los bodegones adheridos ofrecieron menús especiales que incluyeron entrada, plato principal y postre, con una botella de vino Don Valentín Lacrado y otra de regalo, a $2250 por persona.
Jorge Ferrari, dueño de Bodegón La Pipeta, dialogó en exclusiva en el programa semanal de Sin Libreto, Hakuna Matata.
La Pipeta es un clásico bodegón porteño, cumplió 60 años el noviembre pasado y posee una historia más que interesante. En el caso de Jorge, decidió desplegar en su menú de entradas diferentes opciones tales como buñuelos de acelga, pollo al escabeche y empanadas. Estas últimas opciones eran platos a compartir, en caso de no querer seleccionar esta modalidad, existía la posibilidad de elegir la entrada individual.
Llegando a la entrada, las opciones volvían a ser diversas y adaptadas a todos los paladares. «Un plato que es típico en La Pipeta, es la entraña entera con papas rejillas, papas fritas y morrón» indicó Jorge. Por otro lado, los platos tradicionales como las minutas, el bife de chorizo y las pastas siguen liderando la elección de los comensales.
En postre las opciones son tres: budín, flan y helado. La cuarta opción es la «tarantela», postre típico del bodegón. La misma consiste en un flan con base de manzana caramelizada que se popularizó por un cocinero del restaurante que jugaba al billar con el mismísimo Carlos Monzón. El postre era preparado exclusivamente para el boxeador en aquella época.
¿Por qué Bodegón y no Restaurante?
De este modo, Jorge Ferrari afirmó que «La trayectoria es importante» pero que además la porción de los platos, suele ser abundante. Por otro lado, el menú contiene generalmente los platos más tradicionales de Argentina acompañados de vinos clásicos y típicos. Por último el dueño del bodegón hizo referencia al sentido de pertenencia que poseen los clientes hacia el local. «Acá viene a comer el abuelo con el hijo y el nieto» y el sentimiento es mutuo porque también existe el cariño a los mozos de larga labor y trayectoria en el comercio. Jorge definió al mozo de bodegón como una persona de mucho oficio y parte de la familia.
Historia y Ubicación
La Pipeta es un bodegón ubicado en un subsuelo. En Buenos Aires solo hay tres espacios gastronómicos habilitados en un subsuelo, y uno de ellos lo ocupa el bodegón. Originalmente, en ese espacio funcionaba un cabaret. El mismo, era muy concurrido y destacaba la presencia de la clase adinerada.
El logo por su parte, nace de la mano de Guillermo Divito, un dibujante muy reconocido de la época. El dibujo original aún está ubicado y conservado en el bodegón, lo cual muestra la grata historia que posee. Luego de unos años, inaugura La Pipeta con gran respuesta por parte del público, ya que el mismo primero cenaba ahí y luego iba al cabaret.