En medio del debate por el financiamiento de las universidades públicas y la falta de aprobación del capítulo presupuestario que declaraba la emergencia del sistema, el docente universitario Gustavo Martín impulsó una iniciativa solidaria y de alto impacto en redes sociales: sortear la mitad de su aguinaldo para poner en evidencia la realidad salarial del sector docente.
La propuesta surgió como una forma de visibilización en un contexto marcado por la discusión presupuestaria y el veto presidencial a la ley que buscaba reforzar los recursos para las universidades. “A veces se habla en términos de estadísticas generales, pero mostrar números reales genera otro impacto”, explicó Martín, quien ya había realizado comparativas similares en redes sociales, como el cruce entre su salario y una boleta de servicios.
El sorteo, que contempla un monto de 130 mil pesos, se difundió a través de Instagram y tuvo una rápida repercusión: en pocas horas superó los 200 comentarios. Para participar, los usuarios deben etiquetar a otras personas, lo que multiplicó el alcance de la publicación y generó un espacio de intercambio donde muchos relataron situaciones laborales precarias, falta de aguinaldo o ingresos informales. “Parece que el aguinaldo es un privilegio, cuando en realidad es un derecho”, señaló el docente.
Martín explicó que la decisión de sortear parte del ingreso extra no responde a un excedente económico. “No es que me sobre, pero en lugar de invertir ese dinero en publicidad en redes, preferí darlo a alguien que lo necesite y generar más movimiento y debate”, sostuvo. El sorteo se realizará en vivo por Instagram, después de la medianoche del 24 de diciembre, mediante una aplicación que garantice la transparencia del proceso.
Actualmente, Gustavo Martín se desempeña en la Universidad Nacional de Villa María, donde cuenta con casi tres años de antigüedad formal, además de una década previa de trabajo ad honorem. Su cargo de base es el de ayudante simple, uno de los escalafones más bajos del sistema universitario. “Por 20 horas semanales, el sueldo ronda los 400 a 420 mil pesos; en mi caso llega a unos 490 mil porque soy doctor y tengo un adicional”, detalló.
Más allá de las críticas recibidas, el docente remarcó que este tipo de acciones buscan reactivar el debate público. “Si marchás, te critican; si hacés paro, te critican; si hacés un sorteo, también. En el fondo, lo que molesta es la existencia misma de la universidad pública y la función docente”, concluyó.
