El 30 de noviembre se celebra el Dia Nacional del Teatro. La elección de este día responde a la apertura de la primer teatro argentino, La Ranchería, en el año 1783. Para poder conmemorar esta fecha, desde Sin Libreto nos comunicamos con Sergio Albornoz, actor, director, docente e investigador de la actuación, para que nos cuente la realidad del teatro en estos tiempos.
«Hace 20 años que estoy trabajando en la actuación. Yo tengo mi propio espacio además de dar clases en la facultad. En el cual nosotros trabajamos tanto para lo teatral como para lo que es la actuación frente a cámara, que es entrenar actores de cine y para proyectos audiovisuales. Eso sería nuestra especialidad y es a lo que nos dedicamos. A la formación de actores para todo terreno. Que puedan actuar tanto en un circuito teatral independiente, en uno mas comercial, o también en algo que sea audiovisual, tanto cine o serie».
«El teatro evolucionó un montón, y también todo lo que sea con respecto a la actuación. Los propios actores y actrices que se tuvieron que volver autónomos en aprender como gestionar castings o audiciones. Ellos tenían que ir a un lugar, y con todo esto de la pandemia algunas productoras reformularon la manera de contratarlos y se hacen autocastings. Estos actores o actrices tuvieron que aprender a gestionar luces, cámaras y hacer cosas que antes ellos creían que no les competían y ahora si. En algún punto deja algo positivo porque hay que entender que nosotros les hacemos entender que no están en un mercado tan grande acá. Está bueno que sepan entender que pueden gestionar su propio proyecto».
«Hay algo que se dio con las redes sociales que a mi manera de ver, transformó y nose si para bien, eso lo dirá el tiempo, algo de un tiempo de investigación que antes había en quimeras, espacios independientes donde la gente se juntaba a investigar un proyecto durante varios años, y ahora es vamos a lo rápido. Eso en algún punto le esta haciendo un ruido a algunos proyectos artísticos que antes tenían una profundidad interesantísima, pero la tenían porque había un montón de gente que se juntaba hasta las 3 de la mañana a trabajar. Estamos en una época de transición que el tiempo dirá para donde se acomoda».
«Antes de la pandemia, en el circuito independiente de la Ciudad de Buenos Aires había casi 500 salas. La pandemia destruyó a las salas, se le dieron ayudas pero no alcanzaron. Casi el 50% de las salas cerraron. Esto ya venía en complicaciones después de Cromañón. Lugares donde eran quimeras y después de la tragedia uno se dio cuenta que era imposible que estén habilitadas. Hay pocas salas, está muy duro el tema de habilitaciones, inspecciones, por un lado bien y por otro lado complican económicamente».
