Pirotecnia y falta de empatía: cuando el ruido se impone a los derechos del otro

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En la antesala de las fiestas de fin de año, Miguel Leone, integrante de APADEA y padre de un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), volvió a encender una señal de alerta sobre las graves consecuencias que provoca el uso de pirotecnia sonora. En diálogo con La Mañana Sin Libreto, Leone advirtió que, pese a que la información sobre los daños es ampliamente conocida, persiste una conducta social marcada por la indiferencia y la falta de empatía hacia las personas con discapacidad.

Leone explicó que los estruendos afectan no solo a niños y adultos con TEA, sino también a personas mayores con deterioro cognitivo y a los animales. “La gente sabe lo que provoca la pirotecnia, el problema es que no siempre está dispuesta a ponerse en el lugar del otro”, señaló, y relató situaciones de extrema insensibilidad vividas en espacios públicos, donde incluso padres justifican el uso de bombas de estruendo como una forma de diversión, desestimando el sufrimiento ajeno.

Desde su experiencia personal, describió cómo las noches del 24 y 31 de diciembre implican un enorme desgaste emocional y logístico para las familias: cambios de lugar para pasar las fiestas, crisis de angustia, llanto, estrés, golpes y miedo en los niños. “No es un ratito, como muchos dicen. Es un sufrimiento real y profundo que atraviesa a toda la familia”, remarcó, invitando a quienes minimizan la situación a vivirla en primera persona.

Finalmente, Leone reclamó más controles, sanciones efectivas a quienes venden pirotecnia y campañas de concientización más firmes, pero subrayó que la clave está en el compromiso social. Quienes deseen sumarse a la campaña pueden hacerlo a través de Instagram en la cuenta Río Cuarto sin pirotecnia, un espacio que promueve celebraciones inclusivas y respetuosas.

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